atardecer, santa marta, naranjado, colores,

365 días (de vuelta a Colombia)

La vida cambia de un segundo al otro, esa es una de esas frases clichés que escuchamos una y otra vez  a lo largo de este viaje que llaman vida.

Pero cambia…

Hace un año, un año justo, corté las cuerdas del paracaídas en Barcelona, mire hacia abajo y me tiré en picada, sin casi pensarlo, sin hacer un plan a mediano plazo ni  nada por el estilo, simplemente dejándome llevar por los instintos y la idea de que los cambios son necesarios pues nos refrescan y nos permiten mirar las cosas desde otra perspectiva.

Fue una buena decisión aceptar esa oferta. Este ha sido un año interesante, magnifico, debo decir con el corazón en la  mano que ha sido uno de los mejores años de mi vida adulta en muchos sentidos, en todos los sentidos, claro que siempre faltan cosas pero creo que esa es parte de la sal de la vida pues si todo estuviera solucionado no sé qué haríamos en el siguiente movimiento de las piezas de este interesante y largo juego…

A veces me siento a divagar y empiezan a pasar por mi cabeza, en cámara rápida, recuerdos, imágenes, de todas las cosas que he conseguido hacer este año y me parece increíble que todo se haya hecho en “tan sólo” 1 año, pero hay que ver que rinde y rinde que da gusto…

No puedo decir que esté todavía al cien por cien en Barranquilla, mi mente todavía vuela a Barcelona y recuerda mucho, cosas, espacios, personas y sobre todo sensaciones y sentimientos, todas estas mezcladas en un gran sueño que casi siempre parla una mica de catalá pero sueña con Macondo…

No ha sido fácil, nadie dijo que lo sería, aun así, a costa del día a día ya me siento jugando nuevamente de local aunque, para que negarlo, a veces no pueda evitar la sensación de sentirme un visitante. Supongo que mi experiencia viviendo en España tantos años no permitirá nunca que mi mirada sea la misma, es una parte de mi y quedaran ahí siempre: experiencias, recuerdos, ideas, personas, todo…

Hace rato vengo diciendo que -casi sin dudarlo- acá estoy y acá me quedo, con eso me refiero a Colombia, no sé si Barranquilla es el destino final, no lo sé ni lo tengo claro pero si sé que es el sitio que me permitió volver a mi país a hacer cosas, a soñar historias, a inventar proyectos y sobre todo a  vivir nuevamente con los míos, con mi gente y eso se lo agradezco enormemente.

365 (días) es un número tan repetido por mi estos días con la locura de los videos en que me metí, que ni me he tomado el trabajo de ver lo enorme de la cifra, es enorme, son un montón de días, cada uno con su cuento, cada uno con su rollo, cada uno con su historia.

Este año he aprendido muchas cosas, he aprendido (o estoy aprendiendo) a ser paciente, a trabajar en equipo, a dirigir, a ser más cercano con la gente, a mirar todo desde dos perspectivas distintas, a respetar las ideas ajenas, a no pensar sólo en mi, a ser menos egoísta, a delegar y dar responsabilidades a los demás, ser más confiado de mis capacidades y de las capacidades de los demás, que la pasión es el unico motor que mueve las cosas, el que nos deja soñar y soñar y sobre todo ha sido un año en el que me he dado cuenta de cuan fuerte fui en acciones pasadas y cuan fuerte puedo ser ahora.

No hay duda, en la vida real no tenemos guionistas que nos hagan decir siempre frases graciosas, ni un script que nos marque (o recuerde) los errores que cometemos… por eso hay  que seguir rodando porque es el camino el que nos permite decir esas frases o darnos cuenta de esos errores.

Hoy hace un año me despedí de muchas personas  y le di la bienvenida a otras, pero lo importante, lo verdaderamente importante es que quienes se merecen estar en mi linea de vida han seguido ahí, sin importar los 12 mil km y la distancia espacio-temporal, han seguido apoyando, haciendo soñar, persistiendo en su empeño de hacer parte de mi vida por siempre.

Hoy mientras escribo esto me tomo una(s) cerveza(s) domingueras, me levanto una y otra vez a la ventana a ver el cielo, cielo que hoy es barranquillero y que hace un año era barcelonés, miro al cielo, me concentro profundamente, alzo mi botella y brindo… por mi, por ti, por ustedes, por nosotros, por el año… por los que vienen.

Yo quiero descubrir lo que ya estaba descubierto…
Ser un emigrante ese es mi deporte…
Hoy me voy pal’ norte sin pasaporte, sin transporte… a pie, con las patas… pero no importa este hombre se hidrata con lo que retratan mis pupilas…
Cargo con un par de paisajes en mi mochila, cargo con vitamina de clorofila, cargo con un rosario que me vigila… (Pal norte, Calle 13 FT Orishas)

 

2 thoughts on “365 días (de vuelta a Colombia)”

  1. Me alegra saber que fui parte de un gran año….aprendí mucho de ti y espero haber aportado algo en tu vida…

    Exitos en estos nuevos 365 días….

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