Category Archives: pendejadas

Caminando…

Camino bajo el sol de mediodía, sol corroncho de mediodía le dicen, de Curramba, La Arenosa, Barranquilla La Bella. No acostumbro a caminar mucho por la ciudad, los afanes del día a día me han alejado de esa terapia necesaria.

Me tropiezo con el obrero, con el oficinista, con la enfermera y con la secretaria. Cada uno me cuenta una historia, cada uno me mira y me dice cosas al oído.

El obrero me dice que la jornada estuvo pesada, que su jefe lo mando al carajo un par de veces y que cree que su mujer le pega los cachos con el cachaco de la esquina, que el almuerzo le supo a mierda y que su hijo no quiere ir a estudiar, aun así me cuenta que está feliz porque está esperando un hijo (dudas, malditas dudas), que el último mes ha entendido tres cosas de la vida y que hace poco retomó el contacto con su viejo que hace rato no veía.

El oficinista lleva una risa de oreja a oreja, acaba de recibir un ascenso, el jefe le aplaudió dos ideas y le celebró tres más, está posicionado en su área como nunca antes, la secretaria de gerencia le está haciendo ojitos y ayer se echó un polvo, en el baño de servicio que no es lo mismo, con la de contabilidad, aun así en el fondo de su corazón cree que algo malo viene, no entiende el porqué, no sabe para donde va todo, pero tiene una mala vibra, es como con las brujas, no cree en ellas pero de que las hay las hay…

La enfermera viene de poner una inyección a un viejo verde que le intento agarrarle el culo, eso que normalmente le molestaría hoy le ha dado risa, esta mañana se levantó de buen animo, entendió que todo es más fácil si se mira desde la óptica adecuada, que vengan y le agarren el culo es lo menos malo que el puede pasar hoy. Quizás esa prueba de embarazo negativa que dejó en el baño esta mañana puede tener algo que ver…

La secretaria, la secre o Lully trae un rostro inexpresivo, le pregunto que debo entender de su cara y me dice, piensa lo que te de la gana, me es igual. Excelente, ya ahora hay una actitud. le digo que el pintalabios se le corrió y que una media está rota, voltea, me mira fijamente y me dice, no es la forma imbécil, es el fondo. Me quedo de piedra. Parece un deja vu.

Me paro en la esquina, un semáforo destartalado me dice, ROJO, ten cuidado, AMARILLO, está atento, VERDE, adelante, keep walking, keep dreaming, keep doing, dale Jhonie, dale…

Me acuerdo de Melendi…



Voy caminando por la vida, con pausa, pero sin prisas
procurando no hacer ruido, vestio con una sonrisa, sin complejo ni temores, canto rumbas de colores y el llorar no me hace daño siempre (y) cuando tu no llores…

 

De la A a la Z

Siempre he pensado que es mejor vivir con más dudas que certezas, el que sólo tiene certezas le doy mi mas sentido pésame, tener sólo certezas nos hace retirarnos de la experimentación, nos vuelve seres exactos sin posibilidades de reinvención y eso no lo quiero para mi.

Lo tengo claro, hay cosas tristes y (no) saber lo que uno quiere. Lo que uno quiere de la vida, del amor, del trabajo o de (escriba acá su leitmotiv, su razón fundamental para (no) despertarse cada día)

Pero resulta que lo complicado no es saber lo que se quiere o lo que no se quiere, lo complicado es lograr establecer un equilibrio, el bendito equilibrio, entre lo que importa y lo que no.

Y yo decidí hace ya un tiempo que las cosas que importaban no siempre tenían que ser las que quería y eso no tiene la más mínima lógica pero así de ilógico se vuelve uno con los años, con el paso de los calendarios, con el cambio de milenio, la caída del pelo y la subida del dolar. Esto suena a trabalengua… y de hecho lo es.

Y funciona así basicamente porque pretender guiar nuestra vida al ritmo de lo ilógico muchas veces nos lleva a ser los más lógicos de este mundo, es como aquel que intenta ir de loco por la vida, yo el primero, y al final se vuelve el más cuerdo, el más cuadriculado de este vividero que llaman tierra.

Algunos dicen que el mejor siquiatra es la hoja en blanco, escribir nos hace libres y sino al menos nos permite soltar toda nuestra mierda en finas capsulas del abecedario. Ir de la A a la Z a toda velocidad sin pararnos a pensar significados, simbolos ni signos, maricadas de esas aprendidas en una lejana clase de semiótica en las que uno cree que se define lo que somos, pensamos y sentimos.

A mi me gusta(ba) escribir, me siento comodo aunque, tal y como con los deportes, sea un vicio de esos en los que practico y practico pero en los que nunca termino de dar pie con bola, literalmente.

Me tomo una cerveza, mando un beso por correo electrónico, corrijo dos tildes, me rasco la oreja y cierro el portatil, ya me hice mi noche, ya le di tres vueltas a mis ideas y, una vez más, vuelvo a estar tranquilo.

Preguntarme cosas, reirme de mis pendejadas, repasar mis rollos mentales siempre me deja con una risa, con una gran risa en la cara, en esa cara que quiere decir con toda la fuerza de su expresión A, B, C, D… Z.

Yo me entiendo… ni tan loco ni tan cuerdo, ese es el verdadero equilibrio que me gusta buscar.

Querido estudiante/a

Querido/a estudiante/a (eso de la corrección política de género, tu sabes), si somos “amigos” en Facebook Vīrarājendrapet ES PARA taggearnos en fotos, chismosear fotos, ver videos, leer notas, dejar saludos, decir “me gusta”, mandar spam polìtico, recordar cumpleaños, pasar propinas, mentar la madre, recordar teléfonos, decir “hola profe”, reírnos con los status, chismosear la novia/o-tiniebla/o-esposa/o, suspirar con fotos, soñar con mundos mejores o simplemente para perder el tiempo.

Kunsan NO PARA preguntar cosas académicas, solicitar subida de notas, revisiones de parciales, programar visitas a la oficina, generar nuevas inquietudes, preguntar sobre la lógica de Kant ni nada que tenga que ver con el ámbito estrictamente académico salvo contados casos de vida o muerte.

Para todo eso está el correo institucional que TANTAS veces les he repetido en clase durante el semestre, para todo lo demas está Mastercard.

Gracias. (se siente un respiro)

Atte.
El profe

 

Vicios…

Cada mañana lo veo sentado en la tienda de abajo de mi edificio, cada mañana entro, corriendo para variar, a comprar mi desayuno de taxi y lo veo. Son las 7.30 am y ya hay a su lado una botella de ron blanco vacía y otra a medio terminar, o medio comenzar, según el grado de optimismo de quien esto lea. Su barba larga, sus ojos perdidos, su mirada enredada, sus pelos al viento, su todo habla del estado del que ya el vicio no le hace ni le deja hacer. Siempre lo veo de reojo, con respeto, sin meterme a su rancho, respetando su vicio. Hoy no me aguanté.

– ¿Y tú porqué bebes tanto? – Le dije con altanería y soberbia.

Y el sin inmutarse, se sonrío, me miró de arriba abajo, ahí tan ancho, con mi pinta de jefe que no quiere serlo, con mi camisa seria y mi mochila terciada, con mis zapatos brillantes y mis jeans un tanto desteñido, con mis lentes de nerd y mis pulseras de hippie, con mi todo, simplemente me miró y me dijo.

– ¿Y tú porqué trabajas tanto?- y me quitó la mirada.

Tal cual, cada quien tiene el vicio que quiere tener, el de él el alcohol, el mío, no sé a que horas, el trabajo. Así vamos.

 

Probando…

Probando, probando, un, dos, tres, sonido…

Los mejores textos salen a veces de palabras vacías. No hay duda, podría ser una fórmula matemática.

Es igual, no quiero entrar en esa espiral, eterna espiral de quejarme de la hoja en blanco. Esa pelea eterna con el teclado, esa pelea de David contra Goliat, esa pelea, interesante pelea diaria…

No sé quien lo dijo, pero pudo haber sido Gabo, “hay quienes convierten la falta de tema en tema para una nota”

Insisto, no es hora de preguntarme sobre eso, sólo quiero sentarme y que las palabras fluyan, así suele ser casi siempre, me da risa, nunca, nunca escribo con ideas preconcebidas ni mapas mentales, nunca planeo puntos de giro ni sueño a mis personajes, hace rato escribir es como esa catarsis necesaria, ese botar corriente para no dejar todo a la cabeza, a la bendita cabeza.

Es imposible hacerlo, es imposible planear, a veces, casi siempre mejor dicho, escribo sobre cotidianidad, personas y personajes, ideas que tropiezan, dan tumbos en mi cabeza y mil rollos mentales más, ¿porqué no seguir en esa misma tónica?

Puede que esta repetición y esta temática constante lleven a que mucho de los textos queden insípidos, descafeinados y hasta incoloros pero bueno, recordando una de esas famosas frases que solía usar en mi travesía en la madre patria, “es lo que hay”.

De todos modos, es mi espacio, mi espacio personal y por eso me contradigo, mando a la mierda todo y vuelvo y me quejo de la hoja en blanco, de la mente en blanco, de la cabeza en blanco… no, de esas no, ojala.

Parece que olvidé que dos más dos no es tres, parece que esta fórmula matemática no funcionó, parece que este texto no será bueno, parece que escribir me tranquilizó, parece que me dejo un buen sabor en la boca y que ahora puedo ir a dormir con la tranquilidad que las 3, 15, 22, 36 ideas que tenía rondando en la cabeza han pasado a mejor vida, a ninguna le dio la gana de salir, a ninguna le dio la gana de decir, hola, soy una idea y quiero que me cuentes.

Y yo… FELIZ.

Buenas noches. Muy buenas noches (y también buenos, muy buenos días).

 

¿Incorrecto? o ¿incorrecta?

Publicado originalmente en “Guerra de géneros”, especial por el  primer año del blog de Naty Marenco.

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Esto de la guerra de los géneros siempre se me ha dado muy mal, no sé si será que soy muy políticamente correcto, al menos muchos más de lo que debiera/quisiera ser o que en una de mis muchas pajas mentales creo que tengo un club de fans (nahhh) y por tanto, vuelve la corrección política, no debo/quiero herir susceptibilidades.

Al carajo. A ver si puedo…

Hombres y mujeres no somos iguales, nunca lo seremos, no ser iguales no significa que uno sea mejor que otro, no lean entre líneas, significa que no somos lo mismo ni somos iguales, ya está, pare de contar, sin más interpretaciones.

Si, sin más interpretaciones, porque esa es, precisamente una de las principales y más marcadas diferencias entre unos y otros, la intertextualidad.

Si un hombre dice “quiero una cerveza“, la traducción es “quiero una cerveza“, como mucho agréguenle alguna alusión al sexo y pare de contar.

Si por el contrario una mujer dice “quiero un chocolate” (o una cerveza que ellas también toman el adorado liquido de cebada) la traducción será algo como “quiero un chocolate/cerveza, aunque en realidad no quiero un chocolate/cerveza sino saber que tu todavía me quieres tanto como para tener pequeños y sencillos detalles conmigo como aquella vez que empezamos a querernos después de la fiesta de pablito, pero si no eres capaz de darme un detalle tan pequeño puede que no me merezcas tanto”.

Coño…

Un pensamiento a la vez, ¿es mucho pedir?

En fin, esta, como cualquier generalización, es errónea hasta que se demuestre lo contrario, igual hay tipos que se enrollan la cabeza más de la cuenta (yo, a veces, uno de ellos) y tipas que se toman la cerveza o se comen el chocolate y siguen su vida, sin procesar un sólo pensamiento más. Hay gente para todo.

Diferencias, muchas, parecidos también muchos, podría estar disertando en este espacio por horas y horas y nunca acabaría de marcar las diferencias y parecidos que hay entre nuestros amados/odiados géneros.

Por cierto, hay algo que nunca he entendido muy bien, y de hecho yo estoy cayendo en ello en este escrito, pero no entiendo porqué siempre que se habla de géneros (o de guerra entre ellos) el tema en el que (o desde el que) se enfoca todo es el amor.

Sé que somos seres sociales, que el amor es una de las emociones naturales del ser humano que más nos mueve, que en el cine y la TV siempre lo usan como excusa para contar sus historias porque saben que siempre habrá alguien que se sienta identificado, es igual, hay muchas maneras más de relacionarnos que el amor pero por aprendizaje social o yo que sé que excusa hormonal, científica, apostólica o romana hemos decidido que siempre que queramos darle palo al género opuesto debemos hablar sobre el amor.

Bueno, tenía que decirlo, no deja de ser una opción fácil, así que sigamos entonces.

Otra de las diferencias entre XX y XY es la película, y cuando hablo de película me refiero al “empelicule”, porque no podrán negar que aunque hay empeliculados de lado y lado casi siempre, yo diría un 75% de las veces, la que se arma películas es la mujer, hay hombres empeliculados, seguro que sí, pero estoy seguro ( ¿algún estudio de esos que hacen cada cierto tiempo por ahí que lo asegure de manera científica?) que hay un mayor número de Spielbergs femeninas que masculinos. Aunque ahí sí como dije alguna vez, nadie le arma películas a nadie…

Ojo, la película tiene varios estadios, no es sólo la película de Ella piensa: “somos novios, nos queremos” y el piensa: “la estamos pasando bueno, la estamos pasando bueno, la estamos pasando bueno”, también está la película de ella piensa: “Tengo razón, tengo la única y verdadera razón en esta discusión” y el piensa: “como jugó de bien Ronaldo y que buenas tetas tiene su mujer” o también la de ella piensa: “los hombres son unos cerdos” y el piensa: “Cerdo o pollo

Es eso, la cabeza de la mujer usualmente es más centrada y la nuestra más, mucho más, (des)centrada. Ellas piensan en A nosotros en 12, letras y números, no cuadran y por eso es que a veces nos cuesta tanto entender(nos), no se han parado a pensar que muchas de las veces no queremos ni siquiera, valga la redundancia, pararnos a pensar y simplemente estamos tratando de vivir la vida sin mayores complicaciones ni pensamientos extraños y enrevesados.

Esta última idea viene, por supuesto, viciada, los hombres somos más importaculistas (del verbo meimportaunculo) que las mujeres, le damos menos importancia a los detalles y una discusión o un intercambio de ideas con una fémina rara vez nos sacara una lagrima pero no es por ser los meros machotes, como se armaran la película algunas/os, sino porque creemos que la vida es muy corta para darle tanta importancia a estos pequeños rounds de la vida cotidiana.

Eso, que podría seguir escribiendo prosa barata, escribir poesías de lo bueno y lo malo de cada género o irme lanza en ristre contra ellas o contra nosotros mismos en sendos panfletos pero visto lo visto mi corrección (bendita corrección) puede más que mis letras.

O, pensándolo bien, quizás no es corrección, simple y llanamente tengo claro que no podemos vivir ni con ellas ni sin ellas. Así funciona. Ni contigo ni sin ti.

 

Un tipo sencillo…

Ese soy yo, un tipo sencillo

Un tipo sencillo que regaña, grita y putea, que se enferma,  tose y escupe.

Un tipo sencillo que tiene días malos, días buenos y días de puta madre…

Un tipo sencillo sin pretensiones tan elevadas como cambiar el mundo o descubrir América, mis pretensiones son tan simples como retratar el día a día, la cotidianidad, y dejar constancia de ello.

Un tipo sencillo con ideas buenas y cercanas, con odios y amores, con filias y fobias, con quereres y distancias.

Un tipo sencillo con un credo personal tan simple como efectivo, tan enigmático como inexplicable.

Simple y sencillo de toda la vida, amigo del cocinero y del doctor, quizás porque yo mismo soy fui cocinero y soy seré -ni idea cuando- doctor y el estar de cada lado me ha enseñado que al final todos somos seres humanos que reímos, lloramos y vivimos la vida.

Tan sencillo soy que no me gusta la plata, no tengo alma de comerciante aunque eso vaya en contra de mis dotes de culebrero, la plata para mi es y será siempre un medio, nunca un fin.

Soy un tipo sencillo, de pensamientos sencillos pero que tarde o temprano tiene que darse cuenta que no, no es un tipo sencillo, no es un tipo simple, no es un tipo cualquiera…

 

Ganas, sólo ganas…

La hoja en blanco, el síndrome de la hoja en blanco no existe hace rato, al menos para mi, no es sino sentarse a escribir y las palabras, afortunadas o no, van saliendo una detrás de otras, qué digan al final no es relevante es usar simplemente la escritura como una vía cualquiera de catarsis.

Catarsis, que palabras más raras usa uno cuando lee de más.

Hace rato vengo con ganas de escribir nuevamente, de dejar volar la imaginación, de tejer palabra por palabra, frase por frase, pensamiento por pensamiento nuevas ideas, fragmentos y realidades.

Pero pasa lo de siempre, me dejo ganar por la cotidianidad, por el trabajo, por los videos, por cualquier excusa valida o no valida que se me pueda ocurrir y que no es más que un autoengaño. No escribo porque no quiero. Punto.

Tengo cosas que contar, muchas, hay miles de pensamientos dando vueltas estos dìas en mi cabeza, trabajo, proyectos, relaciones, quereres, distancias, cercanías, historias,  tantas cosas por narrar que al final se quedan en puras notas escritas de rápidez en una servilleta.

Sonará extraño pero no tengo una herramienta favorita  la hora de escribir, a veces escribo en mi libreta de notas, otras veces se me ocurre una idea a destiempo y termina anotada en mi celular y que decir de todas aquellas historias que he empezado a escribir en cualquiera de los muchos papeles, tarjetas , tiquetes de la compra, saldos del banco y demás extraños adminículos que guardo en mi billetera.

Esta manera de escribir, impulsiva, desesperada, a cuenta gotas me lleva a veces a preguntarme qué hay detrás de todas las letras que escribo  día si y día también, es fácil entender que es simplemente una búsqueda constante de ese YO que está oculto, agazapado, esperando salir a flote, una manera de auto reconocimiento que me permite explorar cada una de las facetas de la vida diaria, de mi cabeza, de mi sentir…

Al final escribo y no escribo, hago tiros al aire, me quejo, pero no escribo nada de nada, se queda todo en ganas, sólo ganas de escribir, de expresarme y de sentir.

 

Palabras al aire…

El texto que no escribimos , el video que no editamos, el libro que no leímos, la palabra que no dijimos, el beso que no mandamos, la sonrisa que negamos, la moneda que no ahorramos, los labios que no besamos, la cerveza que no tomamos, las fotos que no imprimimos, las miradas que no sostuvimos, los tropezones que no esquivamos …

Palabras al aire y sólo quedan tantas cosas hechas, tantas cosas sentidas, tantas cosas vividas, tantas cosas, tan fuertes cosas que sin pensarlo tienen más peso que los tantos “no”…

Fueron 20 días de descanso y relax mental, de retomar viejos hábitos y de dejar de lado, momentáneamente, otros, de dejar de pensar en horarios, de perder el tiempo sin sentir culpa alguna, de salir de fiesta hasta las tantas o de leer sin medida de tiempo disponible, de grabar, de inventar nuevos proyectos, de editar, de sacar tiempo para compartir con la familia, de reactivar amistades viejas y de inventarme nuevas.

Días de reapropiarme de mi espacio en Santa Marta aunque cada vez sea menor, de sentir que juego de visitante pero que nunca dejaré de ser local, de vivir y convivir, de aprender que mi casa es tu casa pero también nuestra casa, que somos seres sociales, de volver a pasar fechas especiales con la familia, de darme cuenta que la nostalgia  a veces magnifica los sentires, de entender que todos evolucionamos aunque la esencia, buena y mala, permanece, tantas cosas  que parece que hubiera sido más tiempo…

Es lunes festivo por la noche, ya estoy de nuevo en Barranquilla, mañana entro de nuevo al trabajo, no hay duda, mañana comienza otra vez todo, mañana con gran alegría me vuelvo a enfrentar a todo, al mundo real, a la cotidianidad, a mis imágenes, a mis fragmentos, a mis retos, a mis esperanzas, a mis ideas, a mi…

Empiezo con alegría, con energía, con las baterías recargadas, con mucho optimismo y mucha confianza en lo que se viene. Tantas ideas y tantos proyectos para el semestre que empieza que no caben en estas cortas, al menos pretendidas como tal, lineas.

Gracias por el descanso, gracias por los cambios, gracias por las bendiciones, gracias por esa fuerza… Gracias por todo.

Me queda en la cabeza dando vueltas esta frase:

“Hagámonos nuevas preguntas en lugar de perseguir viejas respuestas.“*

Definitivamente, los domingos y los festivos en la noche me deberían prohibir escribir, se me sale el existencialista…

*(vía Manifesto Spoonch)